Entre 1815 y 1848 se produjeron en el mundo
occidental tres oleadas revolucionarias. La primera se desarrolló entre
1820-1824, y tuvo una localización periférica, afectando al área de la Europa mediterránea
(España, Nápoles, Grecia) y Polonia. También afectó a las colonias españolas en
América, proclamándose en este periodo la mayor parte de las repúblicas
latinoamericanas. Sus logros también fueron limitados, en la mayoría de los
casos los movimientos revolucionarios fueron sofocados, excepto en Grecia y las
mencionadas colonias hispanoamericanas.
La segunda oleada revolucionaria se sitúa
entre 1829-1834, y tuvo un alcance más amplio, tanto geográfico como en sus
logros. La caída de los Borbones en Francia o la independencia de Bélgica tienen lugar en este contexto. Pero en la mayoría de los estados se producen
cambios que conllevan el triunfo de los principios del liberalismo moderado
(regímenes parlamentarios, constituciones moderadas, sufragio censitario,
etc.), instalándose en la cumbre del poder político la “gran burguesía”
(banqueros, industriales, altos funcionarios). Por otro lado, aunque no
consiguen sus aspiraciones, en esta oleada revolucionaria se revelan como
fuerzas importantes y claramente definidas la clase trabajadora y los
nacionalistas.
Por último, la tercera oleada revolucionaria
es la de 1848, mucho más compleja que las dos anteriores, en la que se
superponen cuestiones económicas (crisis profunda del sistema capitalista,
combinada con los últimos coletazos de las crisis de subsistencias propias del Antiguo
Régimen), sociales (reivindicaciones de la clase obrera frente a la burguesía)
y nacionalistas, no en vano, del fracaso de las revoluciones de 1848 arrancan
los dos procesos de unificación que se van a desarrollar en las décadas
siguientes: la italiana y la alemana.
Todas estas oleadas revolucionarias tienen en
común su rechazo al sistema de la Restauración que pretendió la vuelta a la
monarquía absoluta y al predominio de los privilegiados (aristocracia e
Iglesia), pero al mismo tiempo sirvieron para poner de manifiesto lo
heterogéneo de las opciones políticas que se planteaban como alternativa.
Siguiendo a Eric Hobsbawn, podemos señalar tres tendencias de oposición al
sistema de la
Restauración, que he esquematizado en la siguiente tabla:
Tendencia política
|
Moderada liberal
|
Radical-democrática
|
Socialista
|
Grupo social
|
Aristocracia liberal y alta
clase media
|
Clase media baja, nuevos
fabricantes, intelectuales
|
Trabajador pobre, obreros
industriales.
|
Sistema político
|
Monarquía constitucional,
sistema parlamentario oligárquico, sufragio censitario
|
República democrática,
sufragio universal masculino
|
Primitivo comunismo.
|
Fuente: HOBSBAWN, Eric (2005): La Era de la Revolución, 1789-1848, Barcelona, Ed. Crítica. Libros de Historia y La Historia con mapas.
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